viernes, 18 de febrero de 2011

LOS APEROS DEL OLIVAR.



Una mañana cualquiera
de diciembre, mes del frío,
jornada dura espera
con helada mañanera
y manto de rocío.



Mientras los hombres, los aperos,
preparan con presteza,
luengos vestidos y ligeros
a la mujeres, severos,
oscurecen su belleza.



Ya se ponen en camino,
tararean una canción,
pues largo está el destino
e importa un comino
la jornada, ¡equivocación!





Ya llegamos, ¡menos mal!
pues el sol no ha salido
y hace un frío tal,
que hasta los huesos, infernal,
sin compasión se ha metido.



Tendemos en el suelo
las lonas de rigor
y golpeamos sin recelo
las olivas que en su vuelo,
surcan rápidas el cielo
y se destripan en el suelo
con gestos de dolor.



El sol aparece, ¡bendita hora!
y mientras los ánimos levanta,
el rocío que el campo atesora,
desaparece, gime y llora
y, viendo el nuevo día, canta.






Y aquella dulce canción
que se oyó con timidez
la cuadrilla en orfeón
la canta al alimón
una y otra vez.

De la comida la hora llegó.
Los estómagos vacíos están.
La señal de comer se dio
y nadie un momento dudó
y todo el mundo comió
longaniza, queso y pan.

Con el ánimo redoblado
y con el estómago repleto,
ni un momento hemos dudado,
y mucho hemos trabajado
la cuadrilla al completo.

Ya la faena terminamos,
ya los aperos recogemos,
todos los sacos llenamos,
con rapidez el carro cargamos
y a nuestras casas volvemos.

Recolección de la aceituna
Luis Jiménez (diciembre de 1.971)





Sección de Etnografía del Museo Histórico Municipal.
Colección de Marcos Campos.


6 comentarios:

  1. Que bonita entrada, los olivareros me producen una especial nostalgia, de campos inmensos donde las ojas juegan a ser olas de verde y plata.

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  2. Isabel dura es la faena de los olivareros. En general el campo es muy sacrificado y para colmo mal remunerado. Las ganancias recaen sobre los que no hacen nada. ¡Que injusticia Dios mio!- Un fuerte abrazo querida amiga.

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  3. Pilar, gracias.
    Que bonitas palabras.
    Un abrazo.


    Teresa,
    como lo sabes.
    Una injusticia, tal y como tu lo cuentas.
    Un fuerte abrazo.

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  4. Cuanta razón tenéis, amigas. Yo soy más de campo que la pisada de una vaca, como aquel que dice..
    pero ese trabajo duro y penoso me forjo para sobrellevar los avatares de la vida, tanto en las duras como en las maduras, y a respirar según sople el aire...Cuando tocan malos tiempos, pues a curtirse toca. NO HAY MAL QUE CIEN AÑOS (ni cuerpo que lo resista,como decía el gran Cantinflas)...NO SIEMPRE SON MALOS TIEMPOS.
    Un abrazo

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  5. Hola Isabel, que entrada más bonita.
    Me gusta los campos de olivos y su olor me chifla.
    Besos Liruvi

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