A pesar de que se movía apoyada en unas muletas, era como "una dinamo".
Ejercía de voluntaria en el ayuntamiento y siempre estaba dispuesta a ayudar a quien lo necesitara.
Un día, una nueva amiga le preguntó que enfermedad había padecido que le había dejado aquellas secuelas físicas. Ella le explicó que, de niña, había sufrido poliomielitis y que, durante unos años, estuvo casi paralizada.
Su amiga le dijo:
- Evidentemente aun tienes un importante problema de movilidad. ¿Como puedes hacer tantas cosas?
La anciana le respondió con una sonrisa:
- ¡Ah, querida amiga, es que la parálisis nunca me ha afectado ni el corazón, ni la mente!
Aplícate el cuento.
Isabel que importante es el espíritu que tengamos.
ResponderEliminarUn abrazo
Es que hace más quien quiere que quien puede. Besitos.
ResponderEliminarBellísimo relato amiga, la mayoría de las veces, somos nosotros los que nos ponemos barreras para crecer como personas.
ResponderEliminarUn abrazo desde el corazón.
Un ejemplo a seguir sin duda, las ganas de ayudar y de sentirse útil nos hacer movernos aunque tengamos algun tipo de inmovilidad.
ResponderEliminarPreciosas palabras Isabel.
Un besito guapa.
La verdad que es increible la fuerza de la mente y el corazon. Bonita historia!
ResponderEliminarBesitos guapa
Isabel
¡Que gran verdad!!
ResponderEliminarCuántos tullidos "andamos" por la vida, haciendo como si viviéramos.....
Me ha encantado.
Realmente creo que la vitalidad que tenemos está en nuestro interior, solo hay que saber sacarla a flote.
ResponderEliminarHay tantas personas como esta anciana que son dignas de admiración, va por ellas este breve post.
Veo que coincidiís con mi forma de verlo.
Gracias por vuestra opinión, siempre cuenta.
Saludos.