Una persona puede ofrecer sus ideas a otra, como balas o como semillas.
Puede dispararlas o sembrarlas, pegar en la cabeza de la gente con ellas o plantarlas en sus corazones.
Las ideas usadas como balas mataran la inspiración y neutralizaran la motivación.
Usadas como semillas, echaran raíces, crecerán y se volverán realidades en la vida en las que fueron plantadas.
El único riesgo en usarlas como semillas, es que una vez crecen y se convierten en parte de aquellos en quienes fueron plantadas, es probable que nunca te reconozcan el mérito de haberlas ideado.
Pero si tu estas dispuesto a prescindir del crédito...
¡Recogerás una rica cosecha!
Aplícate el cuento.
Ten siempre la buena disposición del sembrador, que recogerás mucho más de lo que siembres, te lo digo por experiencia.
ResponderEliminarSaluditos en un paréntesis mañanero.
que lindo post!!!
ResponderEliminary te digo, prefiero mil veces sembrar, seguro que en algún momento se ven los frutos
Desde luego, sin la siembre, seguro que no hay cosecha.....
ResponderEliminarUn besito
Si disfrutamos de corazón con la siembra, seguro que obtendremmos frutos bellísimos, como esta entrada que nos regalas. Un besote. Y feliz fin de semana.
ResponderEliminar:D hace unos minutos pensaba en eso... pero en otras palabras... muy cierto. Saludos.
ResponderEliminarGracias a tod@s,
ResponderEliminarpor vuestra visita y comentarios.
Me agrada saber que estáis ahí.
Saludos.